‘Una pastelería en Tokio’. Estar donde uno no quiere estar

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Redacción | Madrid | 24 de agosto de 2016

Comenzamos una nueva serie de artículos en los que hablaremos de la imagen que refleja el cine del mundo de la hostelería. No empezamos este espacio precisamente con música ligera ya que hemos elegido para la ocasión ‘Una pastelería en Tokio’, filme japonés dirigido por Naomi Kawase con un tratamiento exquisito de la fotografía.

Sentaro, un hombre atrapado por su pasado, regenta una pequeña pastelería en la que prepara y sirve dorayakis (pastelitos rellenos de una salsa llamada «an»). Una anciana se ofrece para trabajar con él y ayudarle a preparar la salsa, él accede cuando prueba una muestra que le entrega la mujer y ella le demuestra que tiene un don especial para hacer «an». Gracias a su receta secreta, el pequeño negocio comienza a prosperar.

¿Qué podemos aprender?

Sentaro no es sólo un hombre atrapado por su pasado, sino atrapado también en su presente, en la pastelería en la que prepara y sirve los dorayakis no es feliz. Su mundo no es el de la hostelería, se siente obligado a trabajar por deudas con su pasado. La película te hará reflexionar sobre si lo que haces es realmente en lo que quieres hacer.

Tokue, la anciana que comienza a trabajar en la pastelería, ha sufrido también una vida complicada, pero le muestra a Sentaro si no la felicidad, sí la alegría y el amor por lo que hace. Tokue representa también el esfuerzo, la dedicación y el amor por el producto que elabora, la salsa “an”, lo que explica su éxito.

 

Ficha técnica

Título: Una pastelería en Tokio.

Directora: Naomi Kawase.

País: Japón.

Año: 2015.

Reparto: Masatoshi Nagase, Kirin Kiki, Miyoko Asada, Etsuko Ichihara, Miki Mizuno, Kyara Uchida.

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