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C.Estévez | Barcelona

La fiebre por la originalidad está llevando al sector de la hostelería a explorar fórmulas de negocio impensables hasta ahora. Bares en los que el cliente lleva su propia comida y solo paga las bebidas y cafés, restaurantes en los que el cliente paga lo que considera justo y en los que la carta no tiene precios… cada vez más, encontramos ejemplos de negocios que han decidido sorprender con propuestas innovadoras a la vez que rentables. Una de ellas consiste en hacer pagar a los comensales únicamente en función del tiempo transcurrido en el local. El precio del ticket por tanto, depende exactamente del número de minutos que el cliente ha pasado en el lugar independientemente de lo que haya consumido. Este tipo de locales empiezan en Europa a tomar fuerza, ¿los veremos pronto en España?

A simple vista además este tipo de negocios están resultando rentables al fidelizar con éxito a sus clientes, gran parte de ellos integrantes de la llamada generación Millennial, jóvenes que buscan no sólo disfrutar de una buena gastronomía sino de un espacio en el que socializar en un entorno tranquilo y agradable. Un ejemplo de este tipo de establecimientos es Ziferblat ubicado en Londres (388 Old Street), en este caso un café amueblado con sillas y mesas antiguas de diferente diseño y tamaño en un ambiente muy acogedor. En este local, perteneciente a una cadena rusa, los clientes al llegar han de anotar la hora y coger uno de los relojes que hay en la mesa de entrada. No hay un tiempo de estancia mínimo. Para comer, la carta incluye frutas, vegetales, sandwiches, galletas, pasteles…. Incluso se permite que el cliente pueda entrar en la cocina y prepararse algo con los ingredientes que haya. En definitiva, todo dentro es gratuito salvo el tiempo que el cliente pasa en el local. ¿Qué os parece esta fórmula de marketing que plantea al cliente si es más importante el precio de las cosas o el tiempo invertido en ellas?…