Restaurantes rurales: un nuevo reclamo gastronómico en potencia

Adrián Fernández / Madrid
El mundo rural se ha revalorizado tras la pandemia. Muchas personas han emigrado a un nuevo estilo de vida alejados de las grandes ciudades y dejando a un lado el estrés, el ruido o la contaminación.
Esto ha provocado que el turismo rural esté de moda. Según datos que maneja el Observatorio de Turismo Rural, la penetración del turismo rural en nuestro país ha crecido en los últimos años. En concreto, ha aumentado cinco puntos de un 36% en 2019 a un 40% en 2021. También subió el gasto medio dedicado al turismo rural en 30 euros por persona y noche de media en 2021.
Por otro lado, su perfil medio es el de una mujer entre 36 y 45 años, que trabaja en activo y que cuenta con una formación superior, según el informe Estudio de la Demanda de Turismo Gastronómico en España.
Restaurantes rurales, la base del turismo rural
Es evidente que la vida en el campo es una tendencia imparable que la hostelería ha sabido aprovechar. Los restaurantes rurales se han convertido en una excelente oportunidad de negocio y un reclamo turístico y gastronómico más.
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Se tata de una propuesta de valor claramente diferencial donde los clientes lo asocian con valores como ‘platos más sanos’, ‘experiencia más placentera’, ‘mayor momento de descanso’ o ‘más concienciación por el medioambiente’.
Al final, los restaurantes rurales son una experiencia gastronómica más que forma parte del entorno, que permite una mayor conexión emocional del cliente con el lugar y que se han convertido en la base del turismo rural.
El gran reto de montar un restaurante rural
Sin embargo, emprender un proyecto de estas características tiene una cierta complejidad. No todo están fácil como parece. Es necesario adaptarse a una clientela más exigente, con unas características peculiares y en un entorno que parece ciertamente idílico pero que, en la práctica es muy distinto.
Los clientes de los restaurantes rurales no sólo buscan comer bien. Reclaman que la experiencia gastronómica que vivan forme parte de una historia enmarcada dentro del lugar donde estén. En este sentido, aspectos como la estética, el edificio o la ambientación hay que cuidar con cierto esmero.
Todo ello sin olvidarse, obviamente, del producto que se ofrezca. De nada servirá posicionarse como un restaurante en un entorno natural, relajado y donde la naturaleza es la protagonista sí luego los platos son todo lo contrario. Es necesario apostar por una comida saludable donde toda la cadena de elaboración este concienciada. Esto incluye a los proveedores o el personal de sala.