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La comida que se puede preparar en un colegio está muy limitada, ya que hay que dar a los chicos comidas aceptables para ellos, cosas sencillas, el pescado sin espinas, el pollo sin huesos las verduras trituradas para que en los guisos no vean las hortalizas que no les gustan, como la zanahoria o la cebolla.

Julián Montero, Jefe de Cocina del Colegio Chamberí, sabe que “los chicos van a lo rápido, para acabar pronto y salir a jugar, y les gustan las cosas sencillas. En un restaurante pueden elegir y con sus padres comen lo que quieren a la carta, y a veces es difícil que coman en el colegio lo que hay”.

Entonces le preguntamos por la última moda en restaurantes infantiles o Baby Bar, del que nos dice: “Me parece bien la iniciativa ya que es bueno que los niños salgan a comer a sitios distintos fuera de casa ya que así amplían su mundo gastronómico, son los clientes del futuro”.

Los padres quieren estar informados de lo que comen sus hijos. En el colegio se pasa una circular a los niños para que se las lleven a sus padres  con el menú del mes, también pueden consultarlo a través de internet, en la página del colegio donde se publica el menú y se informa a los padres del valor nutritivo de la comida. Lo que no sería una mala idea para los restaurantes…  informar de  los aportes calóricos y vitamínicos de los menús infantiles.

Pero en contra de lo que podíamos pensar, según este experto en restauración colectiva infantil, no son los niños los que tienen que comer lo mismo que los padres sino “los padres deberían también comer lo mismo que comen los niños en el colegio, ya que lo que damos son lentejas, judías… y platos con los que seguir las buenas costumbres, comer todo lo bien que puedan”.

Al jefe de cocina no le parece que los restaurantes tengan que contar con menús infantiles en su carta “claro que los niños pueden comer jamón ibérico ya que en el colegio no pueden… pues que lo coman en casa o en el restaurante”.

Ahí queda eso…