Los bares rurales: el último refugio en la España vaciada

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Adrián Fernández / Madrid 

Hace tres años, los vecinos del pueblo de Jabaloyas, en Teruel, expulsaron a su alcalde por cerrar el único bar que quedaba en su pueblo según informaba el periódico Heraldo en su web. Este es un claro ejemplo de que saliendo de las grandes ciudades, como son Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla, encontramos lugares que son un punto de encuentro para las personas. 

Se trata de los bares rurales, es decir, aquellos lugares que mucho más allá de ser un mero negocio donde poder tomar una cerveza o comer, cumplen también una importante función social. 

En los pueblos, el bar es un lugar de encuentro donde, por ejemplo, los agricultores se juntan cuando vuelven de trabajar en el campo todo el día, donde los vecinos de la zona conversan sobre sus preocupaciones y quehaceres diarios o donde poder jugar una partida a las cartas. 

Los bares de la España vaciada, sin duda, desempeñan una labor social básica y forman parte de la vida de las personas del mundo rural. Según un nuevo estudio de la Asociación de directoras y gerentes de servicios sociales de España, los bares se consolidan como espacios que contribuyen a la inclusión social, a la seguridad de los barrios y a tener sentimiento de pertenencia. 

Al mismo tiempo, los bares rurales evitan la soledad no deseada. “Los bares tradicionales y de barrio alcanzan una puntuación de 3,81 sobre 5 en la percepción como lugares para prevenir el aislamiento y la soledad. Para los expertos de lo social, en un 40% los bares son espacios ideales para personas solitarias” explica el informe. 

Radiografía de la España vaciada: uno de cada cinco municipios no tiene bar

En nuestro país, de los más de 8.000 municipios que hay, más de 1.000 carecen de algún negocio hostelero. La inmensa mayoría, el 99%, se encuentran en municipios donde su población no superan los 100 habitantes, tal y como indica el estudio de Asociación de directoras y gerentes de servicios sociales. 

Por Comunidades Autónomas, Castilla y León aglutinan casi la mitad de la población que vive en algún municipio sin bares. Una cifra provocada, en gran medida, por ser el territorio que cuenta con un mayor número de municipios de menos tamaño.

Por el contrario, hay cinco Comunidad Autónomas en las que todos sus municipios cuentan con servicios de restauración. Son Baleares, Canarias, Galicia, Madrid y Murcia. En el caso de las dos primeras provocada por la fuerte dependencia con el turismo.

Lectura recomendada: Claves para montar un negocio hostelero rural.

Si nos fijamos en las provincias, 35 de 50 cuentan con algún municipio sin ningún negocio hostelero, destacando las provincias de Burgos, Salamanca y Zamora. 

Salvar y proteger los bares rurales 

Queda comprobado que cuanto menor es el tamaño de un lugar y su población se reduce, más importancia cobran los bares. Auténticos núcleos sociales donde la gente comparte las alegrías y combate las penas o donde poder celebrar los grandes acontecimientos de nuestras vidas, como son los cumpleaños. En definitiva, vertebran la sociedad y la hacen mucho más humana. 

Recientemente, la formación política Teruel Existe y el Grupo Mixto del Congreso presentaron una proposición de ley para incluir a los bares como entidades reconocidas por ley de economía social. 

“Su presencia fomenta la cohesión comunitaria y al desarrollo económico en áreas periféricas, mejorando la provisión local de servicios sociales. Son esenciales para el fomento del capital social, y para aumentar el nivel de bienestar económico” detallaba el diputado turolense Tomás Guitarte en el Congreso. 

Si esta iniciativa sale adelante, que todo parece indicar que sí, los bares (y otros establecimientos rurales) podrían, entre otros, simplificar trámites administrativos o que sus propietarios tengan bonificaciones en las cuotas empresariales a la Seguridad Social por contratar a personas desempleadas tal y como recoge la ley. 

También tendrían más facilidades para establecerse y constituirse en los pueblos, lo que permitiría luchar contra la despoblación rural e incluso, por que no, podría animar a más de algún hostelero a que vuelvan a aquellos pueblos en los que ya no quedaban bares. 

Eso sí, la última palabra la tendrán las Comunidades Autónomas y los municipios, ya que, de tener el visto verde del Congreso, serían ellos quienes se encargarían de tramitar la ley y ponerla en marcha. 

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