¿La guerra de los sexos llega a la sala?

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Xavi Iglesias

Las micro-violencias de género son un tema importante relacionado con los derechos humanos, y es responsabilidad de todos/as como sociedad hacer algo para abordarlas. Empezando por hablar de ello.

La educación en perspectiva de género sirve para desarmar los patrones culturales en los que se asientan pequeños comportamientos de violencia que tenemos tan incorporados y naturalizados que muchas veces ni los vemos. Se trata de mini-discriminaciones que son un fenómeno social que afecta sobre todo a las mujeres y personas pertenecientes a los colectivos LGBTIQ, tanto en ámbitos públicos como privados.

Para entender qué es la perspectiva de género, vamos a aclarar primero qué es sexo y qué es género, porque son conceptos que tendemos a mezclar y confundir. Es frecuente el uso de “GÉNERO” como sinónimo de “SEXO”. Pero… ¿son los mismo?

Las personas son clasificadas como varones y mujeres según el sexo biológico que se les asigna al nacer. En cambio, el género hace referencia a los atributos diferenciados que se esperan en razón de esa asignación. Por este motivo, el género es una construcción de creencias y prácticas que varían según la época y las sociedades (lo que significa que con el tiempo pueden cambiar según cambian las costumbres, de hecho, es lo que está pasando en nuestros días). 

Roles y Estereotipos: ¿hay que encajar en una categoría? 

Esto seguro te sonará porque son cosas que casi todos/as damos por sentadas ya que nos crían con ello, solo que rara vez se llevan a debate: De los varones, se espera que sean fuertes o que no lloren. De las mujeres se espera que asuman los trabajos de cuidado, la casa y la responsabilidad afectiva. 

Los mensajes que refuerzan los estereotipos de género vienen en una variedad de «envases» que van desde canciones y anuncios publicitarios hasta proverbios tradicionales. No hay más que prestar un poco de atención en plan crítica a las letras de algunas canciones o al mensaje disparado al inconsciente por telenovelas o dibujos animados (pongo esos ejemplos porque es donde más se nota, pero seguro que en videojuegos o series hay tela para cortar). 

Alguien puede decir o pensar que son cosas que sirven para organizar la sociedad y que la estructura de la civilización funcione, aunque no se tenga mucho en cuenta si las personas están de acuerdo o si les apetece cuestionarlo. El problema y la violencia viene cuando estos estereotipos se usan para justificar la discriminación y pueden darse en el ámbito laboral.

División sexual del trabajo. Desigualdades en el acceso laboral

Ok, vamos con el entorno que más nos compete, el trabajo. Nuestros puestos de gastronomía / hostelería estarán llenos de compañeros/as y es nuestra responsabilidad como maîtres o directores/as hacer que todas las personas que trabajan con nosotros estén cómodas en sus relaciones laborales (además de la relación que tienen con sí mismos/as, ¿ya has leído Espresso para ti?

Cuando hablamos de división sexual del trabajo una estadística interesante a dónde mirar es ¿cómo está la tasa de desempleo de mujeres?, ¿y la de hombres? O pónmelo al revés si quieres: ¿Cómo están los niveles de ocupación en nuestro sector? ¿Cuántas mujeres, cuántos hombres, cuántos representantes del colectivo LGBT hay? ¿No crees que debería haber de todo en todos los entornos? ¿Son los salarios justos y equitativos o hay sectores donde los hombres ganan más que las mujeres aunque desempeñen los mismas funciones?

Estamos hablando de algo tan importante como DERECHOS HUMANOS e igualdad de oportunidades, INDEPENDIENTEMENTE del género, las características físicas, la orientación sexual o cualquier otra cosa por la que se clasifica absurdamente a la gente.

Esta democratización de la faena POR SUPUESTÍSIMO QUE INCLUYE A LAS PERSONAS DE MÁS DE 50 AÑOS Y A LAS PERSONAS CON ALGÚN TIPO DE DISCAPACIDAD. ¿Sabías que el porcentaje de personas discapacitadas con trabajo en nuestro país es del 30%? Pero ese sería tema para otro artículo.

Hay que seguir trabajando para mejorar los niveles de inclusión en todos los sectores. A ver cuánto nos involucramos en el nuestro. 

La guerra de los sexos: Jerarquías y relaciones de poder  

Llevamos mucho tiempo estructurando la vida de esta manera, es hora de revisar los niveles de igualdad y diversidad. Veamos algunos ejemplos más de cómo detectar desigualdades:

  • cuando el varón participa de las tareas de limpieza, que se diga que “ayuda” (y dar por sentado que esas tareas las hacen las mujeres)
  • cuando en el restaurante al pedir la cuenta, que los camareros/as se la entreguen al varón, (dando por sentado que es él quien posee el dinero y la autoridad)
  • cuando en las recepciones con un protocolo más relajado se saluda con un beso a las mujeres y dando la mano a los varones

 Y ¿qué hay de los hoteles? ¿Por qué las tareas de limpieza en hoteles son llevadas casi siempre por mujeres, a las que se llama “Camareras de pisos”? ¿Por qué no vemos más “camareros de pisos” o “gobernantos” (¿te das cuenta cómo este término incluso parece mal escrito por qué no existe si quiera la palabra?) 

Es asimétrico que en los puestos de limpieza “lo normal” sea ver más mujeres que hombres, o que en los puestos de sommeliers o maîtres haya muchos más hombres que mujeres (aunque últimamente esto ha empezado a cambiar). 

¿Qué otros ejemplos de micromachismos o discriminaciones ocultas se os ocurren?

Conclusión: ¿por qué es tan importante el debate de micro-violencias de género? 

Porque las desigualdades existen y pueden afectar a personas de diversas maneras. Tener estos temas en cuenta nos da la posibilidad de observar las prácticas que reproducen relaciones desiguales entre los trabajadores/as y actuar en consecuencia para transformarlas. Tenemos la responsabilidad de diseñar y ejecutar políticas laborales con perspectiva de género y con perspectiva de incluir los perfiles de más edad o con alguna discapacidad.  

Los comentarios, chistes, prácticas discriminatorias o cualquier otra conducta que implique violencia laboral o sexual en el ámbito de la hostelería, no deben pasar desapercibidos y son conductas que pueden implicar sanciones disciplinarias. 

Lectura recomendada: La fórmula de la felicidad contada por un camarero

No asumamos que las personas con las que interactuamos, son todas heterosexuales o que existe un único y correcto modelo de familia. No todos “encajan” tan taxativamente como mujeres o varones, hay que respetar los procesos individuales de cada persona, y tener en cuenta que más allá de la identidad de género lo que importa en el ámbito laboral, es el cumplimiento de la tarea encomendada. 

Revisemos nuestras conductas más arraigadas relacionadas con roles y estereotipos de género, sin importar cómo nos identificamos, nuestra edad o aspecto. Actuemos proactivamente para detectar y prevenir situaciones de discriminación.

Todo esto es importante porque para ser operativas y eficaces, las empresas necesitan ambientes laborales libres de violencias de género y discriminación. 

¡Súmate al debate, comenta y comparte!

Xavi Iglesias

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