Cómo gestionar la incertidumbre para mantenernos positivos

Víctor Pacheco | Fundador y Director de Activa Talento
En este post comparto contigo las pautas que están siguiendo mis clientes para mantenerse centrados, mentalmente a tope y con fuerza emocional para contagiar a sus equipos.
¿Qué es la incertidumbre?
Podemos definir la incertidumbre como el desconocimiento o falta de información fiable y concreta sobre el futuro. Y podríamos incluso diferenciar ciertos niveles de incertidumbre para que se entienda mejor y hacerlo más gráfico.
- Niveles bajos. Hace 20 años podríamos decir que los niveles de incertidumbre eran relativamente bajos. A pesar de que el futuro siempre es desconocido, todos podíamos proyectar escenarios a medio y largo plazo con cierta fiabilidad basándonos en tendencias, experiencia y conocimientos.
- Niveles intermedios. Desde la explosión de Internet, las nuevas tecnologías y la globalización, la velocidad del cambio se aceleró dramáticamente. Cualquier crisis en otro punto del planeta podía afectarnos. Todos recordamos situaciones de cierres de empresas de un día para otro. En estos últimos años seguíamos haciendo proyecciones a futuro pero con mayor incertidumbre. El notable incremento de los niveles de estrés generó que disciplinas como la inteligencia emocional o el mindfullness se convirtieran en necesidades para mantenernos saludables.
- Niveles altos. Posiblemente el impacto más negativo de este Covid 19 es el altísimo nivel de incertidumbre a escala mundial. Jamás nos habíamos enfrentado a una situación parecida donde cada hora cambian las noticias y la información que recibimos es ambigua e imprecisa. Podemos hacer planes a muy corto plazo pero con mucha inseguridad sobre su fiabilidad.
Cómo te afecta: Efectos secundarios peligrosos
Las palabras más escuchadas estos días son inseguridad, agobio, intranquilidad, estrés, ansiedad, miedo, preocupación, indecisión y culpa. Y todas esas emociones y estados internos, si no son gestionadas correctamente, pueden afectarnos muy negativamente en tres áreas vitales:
- Salud. El estrés es positivo si es intenso pero breve y destructivo si se mantiene en el tiempo. El estrés aumenta la frecuencia cardiaca, dejamos de producir saliva, nuestro apetito se cierra y la sangre se concentra en las extremidades porque el estrés te prepara para huir, pelear o esconderte. Todos podemos tolerar el estrés a corto plazo pero si no sabemos gestionarlo acaba en enfermedad.
Y esto es justo lo que está pasando ahora pero a un nivel demoledor. Los hosteleros estábamos adaptados al estrés de las horas punta y de las intensas y largas jornadas laborales. Y eso ya era estrés. Pero ahora, se le suma la presión enorme de la falta de liquidez, de previsiones muy negativas de ventas, de normativas ambiguas que cambian continuamente y la última hora: la posibilidad de recibir denuncias al ver el comportamiento irracional de muchas personas desatadas que acuden en masa a algunos establecimientos. Es decir, estamos casi para hacer de policías también. Inaudito.
- Humor. El estrés y la ansiedad afectan también a nuestro humor y estados de ánimo y esto a priori podría parecerte poco importante. Sin embargo sabes muy bien que la venta y fidelización de tus clientes depende en gran medida de la tranquilidad, la confianza y la alegría que transmite tú personal. Lo que igual no sabías es que esa motivación y compromiso de tu personal depende en un 70% de lo que tú, como líder, les transmitas. Ya sabes que las emociones son contagiosas por lo que tus estados de ánimos sí que importan.
- Decisiones. Por último y no menos importante, los resultados del negocio depende de las decisiones que tomes y en tus decisiones influyen mucho de nuevo tus estados de ánimo. No es lo mismo tomar una decisión importante cuando estás agobiado, estresado o depresivo que cuando estás calmado y centrado. Tu situación presente es consecuencia de las decisiones del pasado y el futuro depende de las decisiones que tomes a partir de hoy. De aquí la importancia de aprender a calmarnos voluntariamente para tomar decisiones con cabeza y no a salto de mata.
Lectura recomendada: Ranking de las mejores aplicaciones para obtener tu carta digital
Cómo gestionar la incertidumbre: 3 pautas sencillas y prácticas
Sigue una dieta hipo-informativa. Al igual que la cantidad y la calidad de lo que comes influye en tu salud física; la calidad y la cantidad de información con la que alimentas tu cerebro influye en tu salud mental.
Te sugiero encarecidamente que selecciones los medios de comunicación y las fuentes de información según fiabilidad. Ya sabes la cantidad de rumores, bulos e información manipulada que circula por los medios. Busca calidad.
Segundo, limita la cantidad de tiempo que dedicas a informarte. Es muy fácil engancharse y perder tiempo por ejemplo en redes sociales. Procura invertir la mayor parte de tu tiempo a pensar constructivamente en soluciones.
Y por último, evita la información negativa de victimismo, críticas y quejas sobre lo que está pasando. Como la comida basura, es información tóxica para tu cerebro. Entiendo que todo el mundo tiene derecho a quejarse pero la queja no nos aporta nada, solo nos desgasta.
No reprimas tus emociones. Desfoga inteligentemente en papel. Con tanto calentamiento de coco tu cerebro necesita una válvula de escape para no explotar. A algunos les gusta hacer deporte y otros prefieren desahogarse hablando y sintiéndose escuchados.
Mi recomendación es utilizar la escritura automática, la forma más inteligente y productiva que conozco para gestionar el estrés. Esto es, coger un papel en blanco y empezar a soltar ahí todos los pensamientos y preocupaciones que rondan tu cabeza.
Este método tiene múltiples beneficios:
1) Estás desfogando en privado, sin molestar ni contaminar negativamente a nadie.
2) Tus pensamientos y preocupaciones quedan registrados y visibles en el papel. Esto te permite leerlos y analizarlos con distancia (fuera de tu cabeza) cómo si te lo estuviera contando otra persona. Así también consigues ser más objetivo y racional contigo mismo.
3) Puedes organizar, ordenar y encasillar tus preocupaciones y problemas. Separar lo laboral de lo personal. Puedes priorizar y relativizar y con toda esta reflexión ganarás claridad y sensación de control.
Céntrate en lo que depende de ti y prepárate para lo peor.
Ya lo decía una vieja cita “preocuparse por cosas que no dependen de ti es una buena manera de enfermar”.
El trabajo de escritura automática te permitirá seleccionar qué problemas están fuera de tu control y sobre cuales sí puedes influir para ser proactivo. Por ejemplo, no podemos influir en las decisiones del gobierno pero sí sobre nuestro personal, nuestro negocio y nuestras fuentes de ingresos. Centrar tu atención y energía en ellos te permitirá ser infinitamente más productivo.
Y en segundo lugar, a la hora de pensar y preparar soluciones, como dice Octavio Llamas, prepárate para lo peor. No se trata de ser hiper-pesimista sino inteligente. Si lo peor que te puedes imaginar llegase a suceder, reaccionar con cabeza en ese momento de tensión te resultaría muy difícil.
Sin embargo, pensar ahora y preparar soluciones de contingencia para ese escenario, te darán una enorme tranquilidad. Recuerda que “fallar en la preparación es prepararse para fallar”.
¡Y una recomendación extra! Cuanta más presión hay fuera, más necesitas descansar y regenerar tu cuerpo. Trabajar 24 horas 7 días a la semana no te hace ser más productivo. Solo te agota.
Si tú no miras por ti nadie la hará. Resérvate al menos 30 minutos al día para evadir y desconectar tu mente con alguna actividad que te relaje. Te aseguro que tu cuerpo y tu salud te lo agradecerán. Y tu negocio también.