Cómo gestionar los cambios en hostelería y no perder la batalla

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Marta Gómez | CEO y Fundadora de Gestiorante

Un tsunami de cambios que acomete al sector de hostelería y que empiezan a formar parte del TO-DO- LIST de los hosteleros:  “me han subido el alquiler”, “mis empleados me reclaman más días libres”, “no encuentro camareros”, “sube el coste de las materias primas”, “no tengo tiempo para revisar los datos de mi negocio”. 

Sin ser pocas las tareas a las que se ve sometido un hostelero en su día a día, se le suman grandes retos como los mencionados arriba y que requieren de nuevas formas de gestión del negocio. Todo ello, sin olvidar la esencia de la hostelería: un gran servicio y experiencia al cliente.

Estar a la vanguardia cada vez es más difícil en un mundo tan volátil, y que implica estar actualizándose y adaptándose a todos los cambios. Además, esto se ve reforzado por la constante presión de los medios de comunicación que mantienen al sector en el punto de mira, fichando que todo se ejecute de la forma que se espera y lo antes posible.

Dicho esto, me pregunto ¿Qué es mayor, la presión social y de los medios o la presión de los cambios? ¿Cuál es el rol que debe asumir el hostelero en todo esto?

El nuevo cambio: Operaciones Vs Gestión

No es la primera vez, ni será la última, en la que los hosteleros tienen que demostrar una vez más esos principios que le caracterizan, y sacar la fuerza y el tesón para llevarlo a cabo y satisfacer así las necesidades de los clientes, tanto externos como internos y del mercado en general.

Muchos están viendo la necesidad imperiosa de cambiar la forma de gestionar el negocio donde la adaptación ya no vale, y anticiparse a los cambios empieza a ser una necesidad. Pasa lo mismo con el hecho de salir cada vez más de las operaciones.

Para muchos hosteleros, su día a día se basa principalmente en estar metido en las operaciones del restaurante, y que ha llegado a convertirse incluso en un hábito. Pero el agotamiento ante los diversos retos, hace que la carga de trabajo se desmadre y lo empiecen a ver como un encadenamiento a sus negocios, llegando a perder incluso la ilusión por los mismos.

La buena noticia, es que se puede hacer, pero para ello necesitas un cambio de hábitos, algo que como ya sabréis no se hace de un día para otro, sino que requiere de un paso a paso.

¿Por dónde empezar? Lo ideal es ver cuál es tu mayor reto o dificultad en la gestión del restaurante, lo que comúnmente se denomina como “problema”, es decir, qué es lo que te está preocupando para saber qué te está llevando a dónde estás ahora.

Una vez diagnosticado la raíz del problema, se empieza a trabajar hasta conseguir el resultado que deseas para ti, para tu restaurante y la gestión óptima del mismo.

¿Tienes que salir por completo de las operaciones?

Aquí el límite lo pones tú. Pero supongo, que si te gusta la hostelería y el trato con las personas, querrás seguir manteniendo ese contacto con esta área. Además, desde mi punto de vista, perder el control total de las operaciones, hace que te pierdas detalles que pueden ser importantes en tu negocio. ¡Pero ojo! porque tener el control total de las operaciones, hace que no veas detalles que también están afectando a tu negocio. Lo ideal es encontrar el equilibrio

Ya lo decía Aristóteles “En el punto medio está la virtud”. Y es que, últimamente se recurre mucho a la filosofía antigua para poder buscar el equilibrio en el mundo actual, algo normal teniendo en cuenta la abundancia y la velocidad de los cambios.

Mi consejo: No tomes la actitud de TODO o NADA. Dar un paso, ya es ALGO.

Teniendo en cuenta esto, el mayor reto al que se somete hoy en día un hostelero para poder sobrevivir ante la volatilidad es estar abierto al cambio y gestionarlo, anticipándose a él, sin perder la perspectiva de su negocio y manteniendo esa balanza que hablábamos.

¿Cómo debes afrontar los cambios y no caer en el abismo?

El cambio es inevitable, de hecho, ha pasado a ser el factor predominante en la sociedad actual, por eso la primera clave es verlo como una oportunidad, porque tener una visión negativa del mismo y verlo como una obligación, no solo te dificultará el proceso, sino que notarás el efecto contrario y te agotarás en esta carrera de fondo que requiere de toda tu energía para llevarlo a cabo, recuerda, se trata de cambiar un HÁBITO.

No es el primer caso que me encuentro donde la rutina diaria y el perfil de HACEDOR (Hacer, hacer y hacer) ha hecho que la persona desconectase de su negocio, su propósito y acabase perdiendo la pasión por el mismo.

Pero claro, llevar a cabo tantos cambios en tan poco tiempo, también afecta a la estabilidad emocional de la persona, provocando angustia, preocupación, frustración, incertidumbre y miedo, algo que quizá como empresario estás acostumbrado a superar, pero que conforma la segunda clave de esta gestión del cambio: la gestión emocional para poder afrontarlo.

Es aquí, donde una vez más aparece un ingrediente fundamental en cualquier negocio, tanto para las personas que lo componen, y que pasa a formar parte de la tercera clave: LA ACTITUD, el elemento multiplicador del éxito de cualquier negocio, y que seguro que has experimentado su efecto.

Por ejemplo, estoy segura, de que como cliente (donde adquieres una visión más amplia que dentro de tu propio negocio) habrás podido experimentar establecimientos en los que te sirven como si te estuviesen haciendo un favor y otros en los que te sientes agradecido por el trato recibido, ¿verdad? Pues esa diferencia viene dada por la actitud que presentan unas personas y otras para afrontar la misma situación.

¿Pero cómo tener una buena actitud cuando PARECE que todo son piedras en el camino o no sabes cómo actuar?

Uno de mis autores favoritos, Wayne Dier, nos elogia con esta sabiduría de frase, que no se trata solo de palabras, sino que llevan implícito la actitud para poder gestionar los cambios.

“Si cambias el modo en que miras las cosas, las cosas que miras cambian”

Tu mejor herramienta es tu actitud

Por tanto, si tuviese que resumir cómo afrontar el cambio lo haría de la siguiente forma:

“Cuida y desarrolla la gestión emocional, porque será lo que te permitirá tener mayor perspectiva, ver las oportunidades, y tener el equilibrio necesario para mantener la actitud adecuada”

Y recuerda, antes de ponerte a hacer cambios en tu negocio, analiza qué necesitas, y no lo veas como un TODO en su globalidad, sino como un paso a paso. He tenido la oportunidad de experimentar con mis clientes como pequeños cambios, dan grandes resultados.

Súmate al cambio desde la optimización de los recursos y disfruta del proceso, para luego disfrutar de los resultados.

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